Una de romanos


dsc02124 Aunque parezca una incongruencia a los números también se les aplican las reglas ortográficas, y, para escribir correctamente un texto, tenemos que prestar atención a estos detalles. Recuerdo que antaño formaba parte de nuestra formación escolar el aprendizaje de la numeración romana, un sistema de representación de los números mediante letras del alfabeto. Siete letras con un valor fijo cada una, siempre en mayúsculas y sin espacios que las separen.

Las mayúsculas tienen una razón de ser histórica: el alfabeto latino originalmente solo utilizaba letras mayúsculas. Aunque en nuestra lengua este sistema de numeración ha quedado restringido a usos muy concretos, desplazado por el sistema arábigo desde la Edad Media, no está de más conocerlo, como buenos hablantes.

Los encontramos en las series de reyes o papas que tienen el mismo nombre. Como el papa Francisco es el primero de su serie (en tantas cosas, no solo en el nombre) obviamente no necesita acompañarlo con la cifra romana.

Los números romanos se aplican en la numeración ordinal de las series de congresos, exposiciones, certámenes o competencias deportivas: XVIII Muestra Internacional de Cine de Santo Domingo. Los números romanos llevan en sí mismos este valor ordinal por lo que no debemos recurrir a la letra volada para marcarlo: *II.ª Jornada de Investigación Académica.

Aparecen con frecuencia para indicar el mes en una fecha: 12-X-2016. Con este fin los leemos en los monumentos y en las placas conmemorativas. Por cierto, y no solo en lo relacionado con los números romanos, no estaría de más que nuestras autoridades prestaran un poco de atención ortográfica de vez en cuando a estos rótulos. Creo que como ciudadanos y buenos hablantes, o aspirantes a serlo, nos lo merecemos.

La lectura según Vargas LLosa


"Al pie de la letra. Geografía fantástica del alfabeto español"Los que somos lectores por pasión y por necesidad vital no podríamos salir adelante sin los libros. Los que amamos las palabras admiramos a los que saben manejarlas con maestría. Seguro que, como yo, han experimentado a veces la sensación de que no hay una forma mejor de decir algo que la que acaban de leer.

A mí me sucede a menudo; la última vez cuando leí las frases que Mario Vargas Llosa, escritor, académico titular del sillón L mayúscula, premio Nóbel, le dedicó a la lectura en Al pie de la letra. Geografía fantástica del alfabeto español.

«Leer […] es una manera distinta de vivir, de ser otro, otros, en el tiempo mágico de la lectura, un tiempo que nos arrebata a la cronología, y nos retrocede al pasado o catapulta hacia el futuro, nos saca de nuestra piel y nos injerta en la de otros, y nos moviliza también en el espacio, llevándonos y trayéndonos, al compás rumoroso de las palabras trenzadas por la fantasía, por todas las comarcas del mundo real, o de los mundos inventados por los fantaseadores de la pluma.

De esas prodigiosas excursiones por el tiempo, el  espacio y los distintos órdenes de la realidad que la literatura nos ofrece, los lectores volvemos desasosegados, inquietos: más sensibles e insatisfechos, más críticos y exigentes, menos dispuestos a conformarnos, a aceptar la existencia tal como es. En otra palabra, más libres. De donde resulta que la literatura y la libertad tienen un irrompible vínculo secreto. Igual que las letras del alfabeto entre sí».

No se puede decir mejor. Disfruten con las palabras del gran Vargas Llosa y, ojalá, les sirvan para acercarse más a la lectura.