Los caminos de la vida


258. Colonia Dom 20140705El Diccionario del español dominicano me trajo a Alemania por primera vez. Una invitación del académico correspondiente André Klump, profesor de la Universidad de Tréveris  (Alemania), tuvo la culpa.
Tres años antes el profesor Klump y yo nos tomamos un café criollo en el Parque Colón, envueltos en un calor de justicia que no nos impidió una larga y fructífera conversación sobre diccionarios. Y los diccionarios nos llevaron, como suele ser habitual, a la cultura y a la vida. Analizamos los humano y lo divino de la cultura y la enseñanza dominicanas.
De esta prolongada tertulia surgió esa invitación para visitar la Universidad de Trier cuando el DED estuviera acabado. Y lo que en ese momento parecía un futuro lejano llegó. El DED vio la luz, nos recibieron con los brazos abiertos en muchos sitios (Miami, San Juan de Puerto Rico, Nueva York, España). Siempre nos encontramos con dominicanos que nos regalaban sus recuerdos y sus vivencias aflorados al hilo de las palabras que encontraban en sus páginas. Muchos de ellos nos regalaron la íntima   satisfacción de agradecer a nuestro DED, su DED, la recuperación del orgullo por su lengua materna y por su patrimonio lingüístico.

Y llegó el momento de honrar la invitación alemana. Nos encontramos con una tierra histórica que albergaba a muchos jóvenes interesados en el conocimiento y el estudio de la realidad dominicana; y con profesores e instituciones que los guiaban y los alentaban.

Maestro de s. Severin 1512

Maestro de s. Severin 1512

Hoy regreso a Alemania, traída por otros vientos, y vuelvo a encontrarme ante la imponencia y la majestuosidad de la catedral de Colonia. Un sol titubeante de invierno me permite sentarme a sus plantas y escribir. En mi primera visita supe que está dedicada a los Reyes Magos. Hoy la contemplo con los versos que Berceo dedica a los Milagros de Nuestra Señora entre las manos y una taza de chocolate que pronto estará fría.

Las vueltas que da la vida. Quién me iba a decir a mí que en Alemania los versos del entrañable Gonzalo de Berceo, nuestro primer poeta de nombre conocido, iban a recordarme el calor de las tierras dominicanas. Aceptémoslo y dispongámosnos a dejarnos llevar por la rueda de la vida.

Dominicanidad en Alemania


Catedral de San Pedro

Catedral de San Pedro

Los próximos 2 y 3 de julio de 2014 se celebra en la Universidad de Tréveris el congreso Dominicanidad – Perspectivas de un concepto (trans)nacional. Tengo el honor de contarme entre los ponentes para presentar a los hispanistas alemanes el Diccionario del español dominicano (DED), máxima representación de la lexicografía dominicana.

La lengua española despierta el interés de filólogos y lingüistas por su historia, su extensión humana y geográfica y su vocación de unidad en la diversidad. El estudio filológico del español hablado por los dominicanos, dentro y fuera de la isla, y de su producción literaria protagonizará esta actividad universitaria en la milenaria Tréveris.

Tréveris, o Trier por su nombre alemán, está situada en la región alemana de Renania-Palatinado, a orillas del río Mosela. Presume de ser una de las ciudades más antiguas de Alemania desde el establecimiento en un vado del río de un campamento romano en el año 16 a. C. De su nombre romano, Augusta Treverorum, proceden tanto su denominación en alemán como su nombre en español.  En 1986 fue declarada Patrimonio de la Humanidad.

Porta Nigra

Porta Nigra

 

Seguro que será una gran experiencia que nuestros dominicanismos resuenen entre las piedras milenarias que sustentan la hermosa Tréveris.

Por tierras alemanas


La Universidad de Tréveris me invitó a compartir la experiencia académica del Diccionario del español dominicano con alumnos y profesores llegados desde los lugares más dispares. En Tréveris (Trier en alemán), la ciudad más antigua de Alemania, dedicamos dos jornadas a hablar de historia, literatura, economía, identidad y, por supuesto, del español que hablan los dominicanos dentro y fuera de nuestras fronteras.

Coloquio sobre el "DED" Universidad de Tréveris

Coloquio sobre el «DED»
Universidad de Tréveris

Encontré con satisfacción un núcleo de investigadores que, desde tan lejos y, a la vez, desde tan cerca, observan una realidad que a nosotros,  que la vivimos en primera persona,  tantas veces se nos escapa. Un grupo de personas que, por distintos motivos, se interesan por analizar, entender y explicar cómo somos y cómo nos expresamos; investigadores que han leído nuestras novelas y que han sabido extraer de ellas un conocimiento precioso; lingüistas que han recogido datos de primera mano del contacto de lenguas en la frontera o en los bateyes, que han estudiado las características del español en las letras de infinidad de merengues, y que se dedican día a día a esa actividad minuciosa, persistente y vocacional que es la investigación.

Mientras viajo en tren a lo largo de las orillas del Mosela y del Rin, flanqueadas de viñedos y castillos, me pregunto por qué la investigación está tan lejos de los jóvenes dominicanos. La respuesta, como casi siempre, está en la formación. Detrás de cada joven investigador hay un maestro de primaria, uno de secundaria y un profesor universitario que enseña a pensar, a cuestionar, a analizar, a insistir en las preguntas y a no dar por supuesta ninguna respuesta. ¿Dónde están nuestros maestros y nuestros profesores? ¿Quién los forma y quién los retribuye como es de justicia? Sin harina es imposible amasar pan.