La lectura, principio de libertad


«La lectura, los libros, son el más asombroso principio de libertad y fraternidad», Emilio Lledó.

Me confieso una lectora empedernida. «Empedernida», en el Diccionario de la lengua española: «1. adj. Obstinado, tenaz, que tiene un vicio o una costumbre muy arraigados».

Para mí la lectura es costumbre y vicio y, sin duda alguna, la tengo muy arraigada. «Arraigada», del participio de «arraigar», ‘echar raíces’: «2. intr. Dicho de un afecto, de una virtud, de un vicio, de un uso o de una costumbre: Hacerse muy firme».

Si la vida es tiempo, y qué breve, la lectura me hace ganar tiempo multiplicando la intensidad del que le dedico. 

En un patio del monasterio de la Cartuja, en Sevilla, ahora transformado felizmente en Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (@caac_sevilla), nos inquieta la obra de Cristina Lucas Alicia, inspirada por Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas.

Alguien, aplastado por el espacio, se desborda por cada ventana. Un solo libro lo habría evitado. 

La lectura me hace libre, me lleva de aquí para allá, en el tiempo y en el espacio; pero también en las mentes, las ideas, las vidas de los otros. Me saca de mí y me enmimisma a la vez.